viernes, 13 de noviembre de 2015

Los diálogos de Atanasio Plavón II: El loco llamado Cristo


El loco llamado Cristo



- "Hubo una vez alguien, un hombre -decía Atanasio con gravedad-, un hombre que estaba loco y ese hombre se llamaba Cristo". Agustin lo miraba intrigado, como si estuviese revelando un enigma antiquísimo.
- "Y estaba loco porque siendo espíritu se hizo carne, porque siendo alto se hizo bajo, porque siendo Dios se hizo hombre... y porque siendo hombre no dejó de ser Dios". 
Todo esto penetraba en el alma inquieta de Agustin, que sin embargo no dejaba ese extraño ambiente de tensión y oscuridad, como si se estuviese abriendo lentamente una puerta rechinante.

- "Y esto ciertamente es, a tu modo de ver, el alma del Cristianismo", comenta Agustin.

-"Esto es el mismísimo corazón del hombre, esto es el centro del universo. Se le podrá decir que fue poco práctico, se le podrá decir que fue oscuro en muchas de sus palabras, se le podrá reprochar que se fué con promesas, pero nadie podrá reprochar que estaba loco. Porque su locura fue la salvación del mundo entero. La locura de darse, de darse todo, y de darse todo por amor. Muchas cosas podrán decir los críticos modernos, con sus fútiles teorías que toda realidad mutilan. Pero lo que no podrán reprochar es que estaba loco. No podrán decir que fue un fideísta ni un racionalista, porque tenía el sentido común de un sencillo carpintero; no podrán decir que fue un puritano, porque bebió vino, porque Él mismo se hizo vino. No podrán decir que fue un tibio intelectualoide, porque cantaba bienaventuranzas bélicas en el monte. No podrán decir que fue un pacifista, porque predicaba el combate. No podrán decir que era un germano belicista, porque predicaba la paz del espíritu. No podrán decir que fue un blando, porque era austero. Como tampoco podrán decir que fue un charlatán, porque tenía autoridad. No podrán decir que fue insípido, porque fue sal para la tierra ¿Qué fue en verdad? Fue un pirómano porque incendió el mundo con ardiente amor. Fue un sádico, porque lo cubrió de sangre redentora. Fue un demente, el más demente de todos, porque decía que era Hijo de Dios. Y así terminó la historia, con el loco crucificado. Loco del que despúes dijeron que en verdad resucitó. Y resurrección que fue la cordura del mundo".

Este fue el reencuentro, inspirado por el espíritu inquieto de Agustin. Así comenzó su amistad con Atanasio. La verdad busca, y el que busca encuentra.

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